28 y un abrazo.

Ces plaisirs qu'on nomme à la légère "physiques".

y le dijo el lobo a Caperucita...

J'y suis jamais allée.


23/II/o10


Mírate. Pareces una marioneta rota, desgastada y olvidada. Eres una luz brillando dentro de un caparazón sin rendijas. Te agobias frente al espejo, avergonzada de que la gente vea día tras día tu agujero negro, tu desintegración. Tus hilos. Pocas personas quieren ver dentro de ti, pocas se atreven a romper el envoltorio manchado de defectos que te protege. ¿Para qué? Es más fácil fijarse sólo en lo negativo, aceptémoslo. Algo es bueno para ti precisamente porque es malo para otro. Con sinceridad, necesitamos la superioridad para sentirnos personas.

Enloquece todas las veces que quieras, mas nunca desfallezcas.

Siempre he envidiado un poco a esas mujeres británicas estereotipadas de milochocientosypico, que se ponían tocados de plumas o perlas, guantes hasta el codo y vestidos de corte imperio y salían a bailar a mansiones lejanas en carros tirados por caballos. Esa Fanny Price, que escribe disparatadas novelas en cuartillas encerrada en el torreón de Mansfield Park con el pelo alborotado y la chimenea apagada. Las quinceañeras que lo único que tienen en la cabeza son oficiales y lazos. El té de las cinco servido en tazas de porcelana con dibujitos de flores. Yo tengo una pero tiene los bordes algo resquebrajados. Escribir largas cartas en letra cursiva a la hermana recién casada que pasaba la luna de miel en Londres, probablemente con un hombre al que no llegará a querer nunca pero con abrigos de sobra para toda la temporada. Los largos paseos por el campo a caballo con un aire del demonio que hace que se te vuele el sombrero o se te tuerza el tobillo y el caballero que pasaba por allí te tenga que llevar a casa en volandas. No esperar nada del mundo y que nadie espere nada de ti.

Y que la vida pase tan deprisa.

Guía de actualización básica en cuatro pasos.

  1. Hacer una referencia climática en tiempo presente que se refiera a algún sentimiento de abatimiento, congoja o nostalgia: Las gotas de lluvia se filtran por el marco de mi ventana. No quiero mirar, afuera sólo truena.
  2. Seguida por una oración desiderativa -y a ser posible, ilógica para el lector- dirigida a alguien anónimo pero supuestamente muy querido, teniendo en cuenta que ha de seguir la misma línea lastimera: En días como estos, me gustaría lamer las lágrimas de tus mejillas.
  3. Después es conveniente dejar un espacio en blanco y a continuación escribir una palabra al azar, que se hallará debidamente suspendida entre la anterior frase y la siguiente, reclamando la atención del lector, que se preguntará de nuevo qué estás intentando decir y aplaudirá la profundidad del texto: Azul.
  4. Por último y para terminar, la última frase debe ser el colofón que reúna el tono sombrío, la alusión a la persona desconocida y el sinsentido en unas pocas palabras. En resúmen, que quede muy claro que eres un alma solitaria encerrada en una prisión metafórica que anhela la compañía de alguien en particular: Es entre tú y yo.

Montmartre, pensó.



La despertó el olor del café haciéndose en una habitación cercana. Se desperezó como una niña pequeña y después se incorporó con cuidado. Ya veía perfectamente, los dolores habían remitido y la fiebre se había retirado por el momento. Respiró hondo mientras se frotaba los ojos con los nudillos y se dio un instante para asimilar todo lo que había ocurrido.
Se encontraba en una habitación diminuta de ariscas paredes marrones con enormes grietas que la cruzaban como venas, rompiendo la pintura y desencajando por completo el efecto señorial que los muebles, antiguos y distinguidos, intentaban provocar inútilmente, ya que todos tenían las patas carcomidas y estaban manchados de pintura. Los cuadros y retratos cubrían las paredes sujetos por enormes escarpias. Ella estaba sobre un enorme diván de forro rosa sucio, que definitivamente había tenido tiempos mejores. A su derecha, al lado de la puerta, había una única ventana sin cristal, en cuyo alféizar varios gorriones picoteaban unas enormes migas de pan que alguien parecía haber dejado allí con esa intención. Alba se incorporó a trompicones apoyándose en el alféizar, haciendo que los gorriones volasen hasta el árbol más cercano, asustados. Se asomó por la ventana y una bofetada de sol le dio de lleno en la cara y le obligó a cerrar los ojos. El estruendo de la calle que bullía abajo le devolvió de nuevo la noción de la realidad.
Era una calle muy diferente a las que había estado recorriendo al llegar a París. No vio ni un solo hombre ostentoso, ni a mujeres encorsetadas. En su lugar había niños corriendo entre la gente, jóvenes de pelo sucio tocando tonadillas en alguna esquina con una gorra en el suelo y muchachas que flirteaban con ellos al tiempo que cargaban con bolsas de pan y bollería, que olía deliciosamente. Sintió cómo poco a poco se iba contagiando de la alegría de aquella calle donde se podía oler la música y saborear la mañana, donde la nieve se había derretido ya en la calle adoquinada y todos parecían celebrar la primavera. Montmartre, pensó, y el acento francés le retumbó en la cabeza.

PD: hala, foto con flequillo. Renovarse o morir.

Pintarrajea las calles, por favor. No quiero saber por donde piso.



Heh, ahora llevo el flequillo como ellas. Dejando eso de lado, la canción está bien XD

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