Ya sé que no he dicho nada de la Universidad hasta ahora. La razón es que no sabía qué escribir hasta que ayer, paseando con una amiga de clase entre las hojas amarillas que emigraban en bandada, me dijo que se sentía como si estos últimos meses hubiesen sido una simple pausa y de un día a otro tuviese que volver a coger el autobús para ir Instituto. Es exactamente esa sensación. Como si todo esto no fuese más que un experimento pasajero y dentro de unos meses volviese a clase con Clara para agobiarnos las dos juntas porque no llegamos, a pasear los sábados con Paula, a huir de Mancholas por los pasillos y a que Jaime me lleve en bici los jueves a clase de francés. Y a saber siempre qué es lo que tenía que hacer y cómo tenía que hacerlo. Ya lo sé, todo tiempo pasado fue mejor y segundo de bachillerato fue un curso difícil y extraño, pero qué bien nos lo pasamos. Y mientras mis dieciocho años llegaron de forma indolora y casi de puntillas, sé que los diecinueve me van a caer encima como una losa de cemento, mientras intento aclararme acerca de qué libros tengo que coger de entre una pila que se tambalea, mientras voy de aquí para allá con las manos en los bolsillos y la nariz escondida en la bufanda intentando desenredar la maraña de pensamientos que crece y crece y crece cada vez más. Mientras reconstruyo mis objetivos. Porque eso es lo que tengo que hacer, construirme unos nuevos. Antes, el camino era claro y guiaba mis pasos. Ahora que ya he conseguido lo que quería más que con creces, que he entrado a la Universidad, no aparece el letrero de "The end" por ninguna parte y me quedo paralizada sin saber qué hacer, boqueando y dando saltos en el suelo como un pez fuera del agua. ¿Qué quiero hacer a partir de ahora? ¿Qué tipo de persona quiero ser? Tanta libertad me angustia un poco.
You looked like Pingu in the Igloo
Your nose was cold , you showed me the icicle that you found hanging from the roof.
I remember your entrance to the room I was in
and the half pint glass you were holding,
that made you look bigger than you were.
You drew a charming stick man on my left hand and you told me not to wash it off.
We loved you, we loved you.
Hoy me he dado cuenta por primera vez en mi vida de que hay relojes por las calles.
Volvía a casa en el bus con la nariz pegada a la ventanilla y los cascos grandes para no enfriarme las orejas (que es por donde me entra todo el frío directo a la cabeza y me hace pensar cosas tontas) y durante un cruce en el que escudriñaba la pared de enfrente he encontrado un reloj digital, alargado, con los números de color rojo, que parecía flotar encima del porche de una charcutería. Y de repente me ha parecido muy raro, ¿qué hace un reloj ahí en la esquina de la calle? ¿Por qué están los cruces plagados de relojes como guardias de tráfico? Creo que hoy me he dado cuenta por primera vez de la existencia de estos relojes anónimos, que nadie reclama para sí, porque es la primera vez que ver uno me ha molestado de verdad. Me he imaginado a todos los conductores mirando hacia arriba como borregos, asimilando la hora que se refleja en números rojos sobre su parabrisas. Me he imaginado miles y miles de relojes digitales enormes, negros y rojos, como una bomba en cuenta atrás, apremiando a personitas grises para que vayan de un lado a otro, vamos, vamos, que llegáis todos tarde, apretaros la bufanda contra el cuello y caminad por la cuesta arriba.
Lunes, a.m, lunes, p.m., lunes, lunes, lunes, lunes, sábado, domingo, y vuelta a empezar.
No sé, pero mientras bajaba del bus con la barbilla escondida en el cuello del abrigo y las manos en los bolsillos me ha dado mucha rabia que a alguien le importase tanto a qué hora llego a casa.
Más tarde, mientras me hacía el té de las ocho, se me ha caído el papelito de la bolsa dentro de la tetera. Ais, merde. Mientras lo rescataba me he acordado de algo que leí ayer: el ser humano olvida el 89% de lo que hace a lo largo del día. Cada día. Eso significa muy poca vida y muchos reinicios. Es un poco cruel que el cerebro decida borrar programas sin avisarnos. Me he preguntado si mañana me acordaría de que esta tarde a las siete y media al ir a verter el agua hirviendo en la tetera se me ha naufragado el papelito de la bolsa de té dentro. O de la pelusa rubia que tiene al final de las mejillas el niño al que doy clase, o de la mirada asquerosa que me ha echado el señor del bus, o del daño que me he hecho al arrancar con los dientes la piel de la punta del labio superior, o de lo fríos que tengo los pies ahora mismo.
Para terminar, durante el descanso de cinco minutos entre clase y clase, la amiga que tengo al lado me ha preguntado de repente con cara inocente que si era feliz. Yo estaba mirando twitter en el móvil y me he reído un poco y me he encogido de hombros. ¿Y a qué viene esa pregunta? No sé, sin más.
Luego lo he estado pensando. No sé si soy feliz. Me curo. Me despierto y me voy a dormir. Leo cosas. Me pinto los labios. Eso es todo.
Pictures of a face
Descriptions of the day
I don’t know what to say about that
Pictures
Pictures of a face
Descriptions the day
He walked away
It was raining
And this pain in your heart never went
You never said
It would feel like this and that's why
I want you to stay
I want you to stay
That’s not what I meant to say
But I mean it
I mean it
Yeah right
There’s your honesty
Honestly, I’m feeling fine
Intelligent design
Line of eye-shadow tears and more wine
I don’t mind if I do
Do you like my new shoes
Mums, dads and home truths
Like: what are we going to do about you?
You used to be such a happy child
You dialled the number
Didn’t speak
How do new lovers meet
Incredible feats
Of bravery
Wavering baby steps favouring
Wild mood swings
We were never not quite on the brink
Not trying to not think
Of missed connections
Missing links
Rose tints
It’s just one of those things
Imagining you
It’s just one of those things we do
Things things
So many things
So much to say
Lonely strings
Catch the bouquet
Hey hey
Here’s your soulmate
Spinning plates
One topples
It’s too late
It breaks
Industrial estates
And a canvas of cannibals of our entwined fates
So let’s find a place
To be complete
Find names we repeat
Find signs in the names of her street
And when you sleep
It’s still there
Always there
In a necklace of amber
Take care
Of your paint and your brushes
You know the way she is
The way she pushes
A greater weight than a lifetime of crushes
Playing back the day’s rushes
Here’s the scene where you see him
And you don’t know what to say
And I don’t know what you say about that
Pictures of a face
I don’t know what to say about that
Descriptions of the day
He walked away
I suppose
Some boys
Spend their whole life joking
Reading lines like karaoke
And opening wounds
Tombs
Visiting unspoken rooms
In the Crowlands
No romance
No shall we dance
Circumstance
Limping men with beers cans
Fortunes old hands
Reading lines of love, life, good times and pretty bad plans
Plots and parades
Every day
Every night
The end was always in sight
And when it ends
It never ends
It descends
Into the centre of the earth
Wish this curse
Could be lifted
Sometimes the world makes me feel like I never existed
And I existed
When she was laughing
Pictures of a face
I don’t know what to say about that
Fortunes old hands
Overrunning the land with you
When you were laughing
When she was laughing
Ya no lloro, no te preocupes. Después de un mediodía, una tarde y media noche por fin se me han secado ya los ojos. Y la sensación de seguir de pie, paralizada durante unas décimas de segundo eternas al final de la línea de embarque que se va llenando de cuerpos y maletas que te cubren y tú mirándome con un poco de pena. La tirita que se me despega siempre de vuelta a casa cuando vuelvo sola escuchando Where do my bluebirds fly, o Long nights, o Forget Slowly (que anda que también son buenas elecciones, Celiquita), y que me revuelve las tripas con una tristeza que no se va ni con cervezas, ni con películas, ni con crêpes, ni con bromas de mamá. Esta mañana nublada y oscura ya soy capaz de mirar mi habitación desordenada, llena de cosas que te has olvidado o te has querido olvidar y no ponerme a sollozar de pie en la puerta (cuando llegaste salió el sol, hoy llueve). Te prometo que este año voy a aprender a recomponerme a mí misma trocito a trocito cada vez que te alejes, a aprender lo que significa instantáneo y a no querer aferrarme a ti cuando el avión esté a punto de salir. Y a ser capaz de sonreír con un poco de pena porque ha sido maravilloso en vez de llorar y moquear porque ha sido maravilloso y ya se ha acabado y me quedo haciendo equilibrios en una cama vacía sin quererme creer que mañana ya es lunes. Este año voy a dejar de ser una llorona, ya verás, y no tendrás que limpiarme las lágrimas cada dos por tres ni consolarme por teléfono porque sé que aunque te vayas y aunque me vaya, siempre vamos a volver. Y volveremos para siempre.