Es cuando las lágrimas se deslizan por debajo de las baldosas, cuando se rompen los espejos, se resquebrajan las pestañas y los labios explotan, cuando se exprime un chillido color violeta y el aire apesta a frustración, cuando la garganta quiere expulsar el estómago en una convulsión y la saliva sabe a hiel, cuando las pupilas no quieren dejar pasar el sol y el cuerpo es una nube que se puede rajar a cuchilladas.
Entonces es cuando el cielo a través de la ventana se asemeja a una bocanada de aire puro en el cráter de un volcán, y los ocho pisos boca abajo con el suelo como sombrero, dos segundos de gloria antes de emprender el vuelo.
que desangrado, me gustó