Puede que hoy duermas acompanado




Puede que hoy duermas acompañado. Puede que hoy duermas acompañado y que mientras yo me aprieto contra el nórdico tú tengas una voz dulce como la miel susurrándote palabras en un acento extraño al oído. Puede que hoy duermas acompañado y que mientras yo me pliego sobre mis rodillas unas piernas suaves se entrelacen con las tuyas por debajo de las sábanas y una mano caiga lacia sobre tu cintura. Puede que hoy duermas acompañado y que por un instante más largo de lo que te gustaría admitir, y que aun así sigue siendo solo un breve pinchacito en el pecho, te preguntes si estaré hecha un ovillo escuchando el cierzo aullar a través de la ventana. Puede que hoy duermas acompañado y que por un momento muy breve, y aun así más largo de lo que te gustaría admitir, te digas "¿y si...?" y puede que durante una milésima de segundo barajes la loca idea de llamarme para decir hola, para nada, para escucharme reír, para quedarnos callados. Puede que hoy duermas acompañado y que al notar cómo se mueve el cuerpo que respira pesadamente a tu lado te deshagas de todas estas ideas como quien espanta moscas molestas y entierres la nariz en su pelo y cierres los ojos y busques plácidamente las formas de su cuerpo para darte calor. Está bien. Todos los cuerpos son carne dulce y todos son igualmente cálidos. Todos se merecen ser besados y adorados. Adóralo y pégate a él, busca su calor al igual que yo busco el de mi propio cuerpo cada vez que me hundo sola en mi camita. Puede que hoy duermas acompañado y ya se te haya olvidado lo que es dormir solo. O puede que hoy duermas solo y tengas frío, y no seas capaz de imaginarme abrazada a mí misma bajo el nórdico con una sonrisa tranquila.

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