Catalina.

A Catalina nunca la habían llamado Cata y quizá por eso nunca se había planteado lo de ser vieja, porque todas las viejas se llamaban Cata, como si el hecho de ponerse zapatos ortopédicos de color beis y sujetadores con aros reforzados fuese un motivo suficiente para arrebatarles la segunda parte de su nombre, la más aristocrática, ese "lina" que quedaba tan bién después de Cata, la flor blanca sobre el tallo verde. O al menos eso le decía siempre su madre, que nunca se había comido el final de su nombre. Y luego, a lo largo de su vida había conseguido que todas las personas a su alrededor la llamasen Catalina, todo junto y todo seguido, porque era tan alta y tan fina y llevaba unas gafas de sol tan grandes y bonitas bajo el sombrero que nadie podía haber pensado en acortarle el nombre, aunque fuese simplemente por no acortarle la estatura. 

Pero un día, alguien la llamó Cata. Lo recordaba exactamente: fue en casa de unos conocidos, en el centro, donde la habían invitado a comer. Tras el postre y el vino y el cigarro y el segundo cigarro, se habían despedido por fin en la entrada, una enorme habitación blanca y moderna, llena de cuadros abstractos muy caros, que los habían observado (o al menos eso creían, porque nunca se sabía dónde les quedaban los ojos) mientras se daban dos besos sin dárselos, rozando las mejillas suavemente unas con otras. Y entonces fue cuando ocurrió. No recordaba cuál había sido la frase, tal vez "hasta pronto, Cata" o "cuídate, Cata", poco importaba. Su nombre le había golpeado de repente como un mazazo, un mazazo duro y vulgar, y se había ido sin despedirse, haciendo mucho ruido con los tacones por las escaleras. Una vez en la calle, se había apoyó en la pared mientras se encendía otro cigarro, y se lo fumó en silencio mientras veía la gente pasar. Ni siquiera su propio marido, que en paz descansase, la había llamado así. Ni siquiera cuando hacían el amor y ninguno de los dos sabía lo que decía. Cata significaba algo más. Se miró las caderas, pero no habían aumentado. Los tacones seguían siendo unos Manolo Blahnik negros de aguja. El sombrero seguía en su sitio. El pelo descendía como un río de plata por la parte derecha de su cuello. No se veía muy diferente. 

Como estaba un poco cansada después de haber bajado tan deprisa las escaleras, buscó un banco para sentarse. El primero que encontró ya estaba ocupado por otra señora, que miraba hacia la nada con la cabeza de pelo corto al descubierto y apoyaba un bolso de bastante mala calidad sobre las rodillas hinchadas. No llevaba un ápice de maquillaje, y las manchas de color oscuro se amontonaban sobre sus mejillas. Catalina miró disimuladamente sus pies mientras lanzaba el cigarrillo al suelo: llevaba zapatos ortopédicos. Buenos días, dijo la mujer en un gruñido, advirtiéndole de que se daba perfecta cuenta de que la miraba. Buenos días, respondió Catalina, muy educada. ¿Espera a alguien? La mujer la miró por el rabillo del ojo con una mezcla de incredulidad y desprecio. No, estoy cansada de caminar. Cada vez me quedo sentada un poco más cerca de casa. Catalina miró el perfil arrugado de la abuela y se preguntó si se parecería al suyo. ¿Le importa que le haga compañía un poco? No, claro que no. Me llamo Cata, dijo, mientras extendía la mano. Yo Catalina, respondió Catalina mientras se la estrechaba.

2 Responses so far.

  1. Unknown says:

    Catalina es una buena mujer. De hecho, Catalina es el nombre más feo que he oído nunca

  2. Laura M. says:

    Mi dulce Catalina, ¿todavía no sabes que no envejecemos por fuera?
    Hay que ver, clone. Lo que distorsiona el tiempo, la gente no deja de ser la misma y ya es otra al mismo tiempo, te leo y no te reconozco, pero te conozco y te leo como si fueras la misma criatura soñadora de siempre. Veo que no te va mal, esta época es dura pero se pasa de una forma bastante surrealista, rápida y bohemia. Me encanta pasearme por aquí ahora que me he despedido de los exámenes, es relajante a la vez que reconfortante. Espero que todo te vaya muy bien, linda, y que puedas sobrevivir sin problemas a la etapa que te espera, que si le acortas el nombre (uni) suena hasta más divertido ;) Un muack.

Leave a Reply

¡Muchísimas gracias!

Datos personales